LOS 43 AÑOS DEL COMIENZO DE UNA DURA BATALLA POR EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA
Hoy les ofrecemos este recuerdo, no para añorar, sino para sentirnos alegres que fueron 4 mujeres mineras que empezaron una dura batalla para recuperar la democracia en Bolivia. Fue el rostro de mujer que nos devolvió la democracia.
El día de Santos Inocentes es el 28 de diciembre, para esa fecha pero de 1977, 4 mujeres mineras inician una huelga de hambre que derrocaría al dictador, general Hugo Banzer Suárez, quien asumió el cargo de presidente de Bolivia el 21 de agosto de 1971 tras derrocar con el apoyo civil de Víctor Paz Estenssoro del MNR y Marito Gutiérrez Gutiérrez de FSB al general Juan José Torres González que tenía el apoyo popular de las organizaciones sociales bolivianas. Creían que era una inocentada y no fue así. Nelly Colque de Paniagua, Angélica Romero de Flores, Luzmila Rojas de Pimentel, y Aurora Villarroel de Lora iniciaron, arriesgando sus vidas y de sus hijos e hijas ese hito histórico de recuperación de la democracia que hoy gracias a Dios disfrutamos. Claro, pasaron vaivenes, idas y venidas, interrupciones de gobiernos de facto que no duraron, ni el del 2019, duro porque se impuso la lucha popular a las bayonetas y fusiles. Después ingresaría Domitila Barrios, el P. Luis Espinal y así los piquetes se multiplicaron en Bolivia y el mundo. Según el dirigente minero de Catavi y ex miembro de la FSTMB y la COB, los mineros coordinaron, pero las valientes mujeres tomaron la decisión anticipadamente. De todas maneras la huelga general indefinida acompañó a un sentimiento de retorno a la democracia.
LAS CUATRO VALIENTES MUJERES
La Defensoría Nacional de Bolivia, en mayo del 2019 homenajeo a las mujeres y describía así a las mujeres que realizaron la huelga de hambre en la arzobispado de La Paz y el periódico presencia para después multiplicarese como “hongos después de la lluvia” en toda Bolivia y el exterior. Luzmila Rojas de Pimentel fue activista y miembro de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos; Angélica Romero de Flores, Aurora Villarroel de Lora y Nelly Colque de Paniagua, dirigentes en el centro minero de Catavi, quienes se trasladaron a la ciudad de La Paz para iniciar el ayuno voluntario. A esta huelga se sumó, en un segundo piquete, el padre Luis Espinal, el padre Xavier Albó y la dirigente minera Domitila Barrios de Chungara, misma que posteriormente se extendió por todo el país e, incluso, en el extranjero dando fin con la dictadura de Banzer Suárez.
Otros datos complementarios: ERBOL anota que Nelly Colque de Paniagua madre de 14 hijos de los cuales fallecieron seis, nació el 22 de marzo de 1943, en Huanuni del departamento de Oruro, ayer jueves pasó el día de sus cumpleaños postrada en una cama del hospital La Merced, en la ciudad de La Paz, decepcionada por la democracia actual y con lágrimas en los ojos porque no cuenta con una vivienda, menos un ingreso económico para costear el tratamiento médico para el mal de Parkinson, artritis, osteoporosis y diabetes que sufre (sufría). Falleció la madrugada del jueves 14 de noviembre de 2019 en el municipio de Tiquipaya, Cochabamba, a sus 76 años.
Angélica de Flores tenía cuando empezó la medida extrema 28 años, hoy tendría 71 años. Nació en Argentina, durante el exilio de su padre quien fue dirigente en las minas antes de 1952. La mujer de Andrés Lora no es una novata en lo que a acciones militantes se refiere. Ya ha participado en dos huelgas de hambre exigiendo la libertad de su esposo, en agosto y noviembre de 1976. Luzmila Rojas de Catavi en ese tiempo esposa de José Pimentel fue activista y miembro de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos.
SE SUMA DOMITILA, LUIS ESPINAL, JAVIER ALBÓ Y OTROS CIUDADANOS
Domitila Barrios, en 1977 de Chungara, nació en Siglo XXen 1937. A la edad de 3 años fue a vivir a un otro centro minero, a Pulacayo. A los 20 años retorna a Siglo xx, cuando se casó. La voz de denuncia de Domitila -cuyo primer testimonio, «SI ME PERMITEN HABLAR…», reunido por Moema Viezzer y luego de David Acebey “AQUÍ TAMBIÉN DOMITILA” sufrimiento del pueblo minero Muere a los 74 años de edad, el 13 de marzo de 2010, dejando un legado de lucha, valentía y tenacidad al ya combativo Comité de Amas de Casa de Siglo XX, organización que supo hacerle frente a todas las dictaduras y gobiernos autoritarios durante las décadas de 1960, 1970 y 1980.
El P. Luis Espinal Camps, nació en España en 1932 y boliviano por decisión propia el año 1970. Fue poeta, periodista, cineasta, religioso jesuita y defensor de derechos humanos. Doctor en filosofía de la Universidad de Barcelona, sacerdote jesuita, estudió periodismo en Italia. Llegó a Bolivia 1968 fue Docente de la UMSA y de la UCB La Paz, productor de televisión, de radio, fundó el Semanario ‘Aquí’ (1979), Fue torturado y asesinado en Achachicala-La Paz por paramilitares el 22 de marzo de 1980,meses antes del nefasto régimen de facto de García Meza.
TESTIMONIO DE NELLY COLQUE DE PANIAGUA (+) (ERBOL)
¿De cómo se enteró del inicio de la huelga de hambre, que hacía usted?
Nelly Colque (NC).- En el hospital, de Catavi, (Potosí), mi marido estaba perdido y me operaron, regresó (él) pero no le han querido devolver su trabajo. Y caminaba en busca de trabajo. No me acuerdo que día era, pero llegamos a La Paz y al día siguiente estábamos en Juvenca, y nos encontramos con el padre (Julio Tumiri) de derechos humanos y vinieron unos 30 más. Nos dijeron que íbamos a reunirnos al día siguiente, (pero) creo que el padre Eugenio nos ha dado unos 50 pesos (en ese entonces) para nuestro desayuno.
ED.- ¿Con cuántos niños llegó a La Paz?
NC.- Con siete hijos. Ana, Juan Carlos, Mabel, Rolando, Lourdes, María y Judith –recontó su hijo Juan Carlos Paniagua- y doña Angélica (Romero de Flores) que tenía dos. Entonces, fuimos a dormir a una escuela parece y al día siguiente nos reunimos como unos 200 donde mucha gente vino diciendo que mi hijo está perdido, preso y todos hablaban en grupos, yo no les conocía y me fui cerca a la pared.
Entonces, preguntaron (en la reunión) quienes iban a entrar en huelga y respondían que estaban mal de la cabeza, de estomago y otros dijeron que no avisaron (a sus familias); entonces, postergaron para el día siguiente y también argumentaron que las fiestas (de fin de año) de Navidad y Año Nuevo, afectarían la medida.
Entonces, dije cual fiesta yo tengo mis hijos, y un joven me respondió que me iba a llevar a su casa, pero yo agregué que vine a la huelga de hambre, no a pasear y (pensaba) en los fachos que nos estaban siguiendo.
Me puse fuerte, en mi lado estaba Angélica (Romero de Flores), y dije que si no entran a huelga de hambre me iba ir (a Catavi) porque vino a eso. La Angélica agregó que estoy con doña Nelly, la señora Luzmila Rojas de Pimentel, a quien no la conocía bien, estaba parada cerca y lo mismo dijo que estaba conmigo; (finalmente), se levantó Aurora Villaroel de Lora, que estaba con tres wawitas (hijos) sentada sobre su bultito también expresó que estaba conmigo. Pero, no querían entrar (en huelga) porque habían fracasado en varias medidas, yo no tenía miedo de la desilusión.
Los padrecitos nos han dado la última cena (a las cuatro mujeres y los hijos), pero un manjar –extiende su voz- una mesa pucha (increíble), de ahí me llevé pancito para mis hijos y se había podrido, cuando vimos al final de la huelga.
Las cuatrito nos hemos juntado y fuimos a San Calixto, pero veía que Luzmila rogaba a Domitila (Barrios de Chungara), cuando les pregunté porque pedían que Domitila se sume a la huelga me respondieron que ella era dirigenta y que les iba a ayudar, recién comprendí. Entonces, entramos a una aula y ahí vi que llegaba el padre Gustavo Pelletier y les oí que decían aquí les van a sacar a patadas (porque) habían hecho tales cosas.
Posteriormente en un jeep (conducido por Pelletier, un vehículo pequeño), entramos las cuatro mujeres, (los hijos) y (en San Calixto) se quedó Domitila. Nos han hecho llegar a una puerta, (del Arzobispado de La Paz, a media cuadra del Palacio Quemado) y todos (ingresaron) corriendo porque eran flaquitos y yo con mi bulto y como era gordita me tranqué en la puerta, pero mis hijos me jalaron gritando mami mami… y entramos.
Pero, como dijo doña Luzmila -continúa relatando con la voz asediada por los males que le aquejan- nos entramos por nuestra propia cuenta y no nos han dado nada; ingresamos a una puerta semi abierta, parecía una aula (en el Arzobispado), hemos subido tres pisos como sea, dejamos nuestras cositas y nos preguntamos ahora de quién será (el ambiente).
Posteriormente, llega un padre (Jorge Manrique), yo soy católica pero no le conocía. Dijo (gritando) estas mujeres politiqueras, se molestó, y le respondí padre no soy politiquera; ahí entendí que era la política y la politiquería. Yo soy política de ayudar, hasta ahora, de socorrer a cualquier persona en eso me baso yo, aunque no tenga qué comer (pero) tengo que colaborar.
A Aurora y Luzmila, -dijo el sacerdote- pregúntales a sus compañeras que es la política, nos echaban en cara cuando venían a hablarnos. (Me enteré) que la una había sido del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la otra trotskista; así que yo no más hablaba con todos sin saber la politiquería yo me metí a la política de la huelga de hambre (en defensa de la libertad y la democracia).
ED.- ¿En la huelga de hambre estaban con los hijos, pero cómo pasaron esos días, había amenazas o mensajes?
NC.- Uhhh, teníamos mucho (miedo) mis compañeras ya conocían al enemigo. Me quisieron quitar a mi hija Judith porque (un agente encubierto) se (hizo) el confundido y dijo que la huelga estaba preparada y estaban trayendo o robando niños que con ellos se hacía la medida extrema.
Juan Carlos Paniagua (JCP).- (Hijo de Nelly). Un señor gordo llegó y dijo que habían secuestrado a su ahijadita que se llamaba Anita, la más pequeña, pero (la niñita) tenía el nombre de Judith, una de mis hermanas.
NC.- A la fuerza me querían quitar (a mi hija) y mis compañeras (Luzmila y Aurora) se han peleado porque ya habían conocido de quien era agente o no y casi la comen. Luego salió Anita, una niña alta (de 16 años) y teníamos documentos para la consulta (médica) y presenté (justificando que era mi hija).
Los “sospechosos” a toda costa querían llevar a los niños y niñas a los parques a pasear, traían juguetes pero no nos entregaban, decían que trajeron por (las fiestas) de Navidad, pero sólo pastillas y refrescos nos han entregado.
JCP.- Yo tenía 13 años y para nosotros era lindo los dulces.
ED.- ¿Cuántos niños habían en total?
JCP.- Hemos sido 14 (niños y niñas). La Ana (hija de Nelly) tenía 16 años. El más menor, hijo de Aurora, tenía dos años.
NC.- El hijo (de Aurora) quería ir siempre detrás de su mamá y no la dejaba hablar (con los periodistas y otros). Y mi hija Judith tenía tres años.
ED.- ¿Cómo se informaban, en la huelga, lo que pasaba afuera?
El segundo día (de la huelga), el padre Luchito (Espinal Camps) nos trajo una radio, pensé que era un joven que vino de la Universidad (Mayor de San Andrés), tenía su chompita tejidito de alpaquita, él nos ha traído una radiecita y nos volcamos a escuchar todas (las mujeres). Otros sacerdotes nos traían periódicos del gobierno (dictatorial) que tengo guardado y las notitas de los universitarios que no tengo, ellos nos apoyaban.
JCP.- A veces, era imposible entrar al Arzobispado, porque la dictadura puso policías en la puerta y no dejaban entrar a los medios de comunicación. Pero llegó un “chinito” (de origen asiática), algo hermoso que nunca había visto -exclamó- porque los policías le revisaron todo pero hizo pasar un termo o especie de termo, cargado de una mochila (entró), y los lentecitos redonditos como de John Lennon (que tenía). Luego, en el Arzobispado dijo un momento y empezó a armar una cámara, los anteojitos eran lentes del equipo, con los aparatitos que sacó de todo lado, y empezó a filmar el periodista.
NC.- Varias (personas) venían y me querían quitar las wawas (hijos), yo tenía papeletas de pago y libretas (escolares) eso me salvó. La única que tenía (los documentos) porque a mis compañeras por políticos les hacían callar y siempre me convocaban a mí para hablar, aunque pensé que era tonta y hablé con el ministro (de Régimen Interior, Jorge) Rojas Tardío, que me ofreció casa y becas para mis hijos. (Otros funcionarios como) Rubén Sánchez, la esposa de Juan José Torres, Oscar “Motete” Zamora Medinaceli, José María Palacios me han ofrecido casa, becas e incluso (la condecoración con) el Cóndor de los Andes.
JCP.- Este señor Tardío dijo a mi madre que su problema estaba solucionado, desde la reposición de trabajo a su esposo, al igual de doña Angélica. Pero, (los casos) de Aurora y Luzmila no (estaban solucionados) y Luz se puso en un rincón y dijo que no le podíamos abandonar porque su esposo (ex – diputado y ex ministro (de minería y presidente de COMIBOL) del gobierno de Evo Morales, José Pimentel) estaba en (la cárcel) de San Pedro engrillado.
Eso, a veces, me duele de este gobierno (del Movimiento Al Socialismo). Pimentel estaba engrillado en San Pedro y eso nos dolía porque (su pareja) nos decía en qué iba quedar (su situación). De la señora Lora, (su esposo) estaba prófugo y en clandestinidad; entonces, tenían casos muy especiales. Por esa solidaridad dijimos que nos quedamos y (mucho) más por los compañeros que estaban en el exilio.
Mi madre siempre nos decía tus compañeros y no (nos hacía ver) como personas particulares. Dijo, cuando los compañeros lleguen del exilio la patria va a progresar, teníamos esa esperanza. Me duele mucho que Pimentel no se acuerde lo que ha pasado en el panóptico.
ED.- ¿De quién Pimentel, estamos hablando?
JCP.- De José Pimentel, esa es la amnesia, (ser) ebrio de poder y se olvidan de los que le han dado la libertad. Él dice a veces, o sus subalternos, que nada tienen que ver con eso (de las mujeres y niños que estaban en la huelga contra la dictadura). Nosotros sacamos del dolor y se han olvidado.
Yo fui a pedir trabajo al señor Pimentel, – ¿Cuándo era ministro?- Si y me derivó con un trotskista renegado, en el Mutún, un tal Aliendre, ebrio de poder. Le dije que vengo por parte del Ministro (Pimentel), sabe que me dijo, con palabras burdas, aquí ni el ministro, ni el presidente va a venir ponerme gente.
NC.- Yo no tengo casa, trabajo, no tengo nada; yo salí con hartas wawas (de la huelga). Mi marido me dio una patada (con abandonarme), encima mis compañeros se han olvidado. (Después de salir con alta del hospital) voy a ir donde mi hijo a alojarme.
Me han dado (reconocimientos) de diplomas y medallas que lo tengo amarrado en una bolsa negra (de plástico) porque no tengo donde poner, si tuviera cuarto (habitación) lo acomodaría. A Angélica le han dado trabajo y se sostiene pero a mí no.
Caminé por todo lado. Me conseguí un quiosquito (para vender pero) nadie me colaboró me han votado de todas partes, no tenía (conexión) de energía eléctrica, fui a vender café (pero) los sindicatos me han votado.
JCP.- Qué irónico es la vida. Los dirigentes gremiales nos han votado de las plazas cuando queríamos vender, han reclamado diciendo que los puestos eran de sus hijos, nietos u otros. Alguna vez fuimos a la Central Obrera Boliviana (COB) señalando que somos de la huelga de hambre, (nos respondieron con gritos) que nosotros también somos de la huelga.
ED.- ¿Cómo está su situación?
NC.- Yo vivía en el basurero, recogía latitas aplané y traía palos de escoba que amarrándolos con alambres me hice techo, mis hijos hicieron adobe y construimos casita. Para comer, a las 07.00, me venía a pallar (a escoger algunas verduras desechadas por las vendedoras) al mercado y ahí vivía.
Pero, Filemón Escobar, me dijo que había reclamado durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y me han dado 4.000 bolivianos, pero después de tres o cuatro meses se fue “Goni”. Luego me dieron (solamente) 2.000 bolivianos que no alcanza ni para la medicina porque gasto taxi porque no (puedo) caminar (sino en silla de ruedas). El dinero viene del aporte de los senadores, que me dan como una limosna.
Apenas, un terreno que había agarrado mi marido en (zona) Cooperativa, (en El Alto), me adueñé, había sido un muladar y lo aseé, con los adobes que hicieron mis hijos hemos levantado (una casa), pero ni eso es de ellos porque mi marido dijo (recientemente) que va a venir porque tiene su mujer y nos va quitar 8la propiedad). Así que ni eso voy a tener.
ED.- ¿Doña Nelly qué siente en el día sus cumpleaños, después de haber luchado por la democracia, qué siente a sus 69 años?
NC.- Una decepción -intenta limpiarse las lágrimas-, siento una decepción única porque me sacrifiqué tanto y no valió nada, es como si no hubiese hecho nada.
A mis hijos no he largado (desamparado). No hay trabajo para mis hijos y nietos; una de mis hijas está mal y su marido tampoco tiene trabajo. Es una decepción (como madre) sin poder hacer nada. No puedo colaborar con nada.
El régimen de Banzer, según la activista, no creó que una huelga de cuatro mujeres y los 14 niños y niñas podrían iniciar la revolución democrática en América Latina; la medida que se instaló, el 28 de diciembre de 1977, Día de los Inocentes, se convirtió en las jornadas interminables de temor porque los agentes del régimen les acosaron pero al final “parieron la democracia con dolor”.
Es dramática las respuestas de la señora Nelly de Paniagua, QEPD. Es una prueba que el estado como tal no atendió como es debido a la señora Nelly ni a las otras mujeres que pusieron pecho a las balas con la huelga de hambre y nos devolvieron este preciado tesoro, la democracia.
En la edición 33 de este espacio LA RADIO VIVE, ¡VIVA LA RADIO! recogimos la versión de la huelga de hambre del 77 que después de 23 días ya 1978, se reconquista la democracia. El P. oblato Gustavo Pelletier, quien fue el principal apoyo para iniciar la huelga de hambre, contaba así en una entrevista que le hice el 1º de mayo de 2009 al celebrarse los 50 años de radio Pío XII.
Pregunta: Los momentos difíciles que has vivido aquí, alguna vez lo dijiste, son la huelga de hambre de las cuatro mujeres para reconquistar la democracia y también La Marcha por la Vida. ¿Cuéntales Gustavo?
Respuesta: Bueno esta huelga de hambre se organizó en el salón de Pío XII. En el grupo que estaba allí aquella noche, yo sé que había gente que estaba ahí, pero no estaba para participar de la marcha. Ustedes saben que cuatro mujeres han decidido entrar en la huelga de hambre. Llevé a las señoras a La Paz. Tuvimos reunión en la tarde con los universitarios. Muchos de los Derechos Humanos, me dijeron tú estás promoviendo eso, eres extranjero no vas a entrar. Yo les dije, no voy a entrar a la huelga, no voy a decir nada. Aquí están las cuatro mujeres, ellas se van a reunir y han decidir, cómo, cuándo, dónde, lo van a decidir ellas. Así que llevé a las señoras con los chicos a mi casa en La Paz. Los chicos me preguntaron qué vamos a gritar. Les dije, caramba, no hay que gritar nada. Habíamos decidido entrar en el colegio de los jesuitas San Calixto, pero ahí no dejan entrar mujeres. Fuimos al arzobispado. Se abrió la puerta, no sabían lo que pasaba y bueno a partir de ese momento 23 días, más o menos. Llegaron ahí el padre Julio Tumiri Javier y Adolfo Siles Salinas, ambos de la Asamblea Nacional de los Derechos Humanos de Bolivia. A las 11:00 más o menos volvieron. Habíamos pedido 5 puntos para atender a los dos primeros: la libertad de los presos y regreso de los exiliados. Volvieron con el decreto firmado, se aceptan los dos primeros puntos. Ese fue un momento importante, cantando, llorando, fue un momento de mi vida. Ahí empezó la caída, de saben de quién -Banzer- que en paz descanse.
Pregunta: Lucho Espinal también estuvo contigo.
Respuesta: Sí, sí en la huelga de hambre. Domitila Barrios de Chungara, Javier Albó. Tanta, tanta gente. Otro momento que he vivido cuando yo he caído la primera vez. Es decir, la segunda vez. Yo salí fácilmente, después de 4 días, con tanto apoyo de las autoridades, como poderoso. Yo salía como poderoso dejando a mis hermanos campesinos (Gustavo se quiebra en llanto).
Ese relato nos sitúa más en ese momento histórico. En mis pesquisas logré también recuperar otros nombres de instituciones y personas que prestaron todo el apoyo inclusive arriesgando su vida, de lleno la FSTMB, la COB, La Federación de la Prensa de Bolivia, los sindicatos de prensa, el desaparecido periódico PRESENCIA, la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia. Marcadamente las iglesias: católica, metodista, bautista. El papel del periodista minero, Gastón Lobatón, según los informes fue importante porque acompaño toda la movilización y desde luego la Radio Pío XII de la cual fue parte.
LAS MUJERES MINERAS DESPUÉS
Ni duda cabe que se fortalecieron los Comités Regionales de Derechos Humanos y de Amas de Casa. Los sindicatos se ponen de pie, pero las arremetidas volverán en 1979 con Natusch y los movimientistas, luego el 80 con el garciamecismo, la reconquista con la UDP, el sello neoliberal de MNR, ADN, la recuperación con el MAS y el golpe de estado del 2019 y el último trimestre del 2020 nuevamente encarrilados.
Sirvió el tiempo para evaluar, realizar encuentros, reuniones para recuperar la memoria de esos hechos. Uno de ellos es el trabajo impulsado por Emilse Escobar y con la complilación de María Lagos Historias del Comité de Amas de Casa de Siglo XX, en realidad el libro titula: NOS HEMOS FORJADO ASÍ: AL ROJO VIVO Y A PURO GOLPE. Libros como LOS BOLIVIANOS JAMÁS HEMOS TENIDO ALMA DE ESCLAVOS, compilado por Hernán Escobar. Los documentos de SIDIS, El Archivo Nacional Minero y sus Regionales con sus publicaciones, El Archivo Nacional de la Vicepresidencia del Estado, la FSTMB, El Comité Nacional de Amas de Casa Mineras CONACMIN, ASÍ COMO RADIO Pío XII y FENCOMIN realizaron encuentros para recuperar esa historia y también proyectar el trabajo de la mujer minera recopilaciones. CEPROMIN, Alicia por Mujeres Nuevas, El Teatro Horizontes de Liber Forti en las minas del Sur dieron la cara por los mineras.
En medio de mis wacaychas y mi lectura constante y búsqueda de datos cuando pongo el dedo en la llaga pude ver por ejemplo, CUANDO LA MONTAÑA HABLA
(Johannes Jorgensen y Bárbara Lindell), un libro con imágenes de radio Pío II impulsada por el P. Guillermo Siles, pude rescatar la figura de Josefina Muruchi, palliri (síntesis del trabajo duro minero) que llegó a dirigente del sector cooperativo. Asimismo es bueno recordar entre otras a Emiliana de Soliz, una dirigente que durante años peleó con el Comité de Amas de Casa de Huanuni por los derechos de los trabajadores y las familias mineras. Ahora que hablo de Huanuni tenemos que reconocer a dos compañeras mujeres que condujeron el Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Huanuni como son Isidora Vargas y Carmiña Blanco. De esa manera se deja atrás la imposibilidad de llegar a máxima dirigente una mujer. En la FSTMB y en la FENCOMIN hay valiosísimas mujeres trabajadoras que ocupan cargos diligénciales. En los sindicatos mineros aún hay que hacer ese trabajo de reeducación obrera. En las FEDECOMINES, hay compañeras que desempeñan esa labor.
Ese trabajo de la presencia de la mujer minera en la organización es de décadas.
Este espacio ha sido hecho con entusiasmo, recuperando el rol protagónico de la mujer. Cuando se pedía a gritos grupúsculos de personas antes de las elecciones en Bolivia en los cuarteles la presencia militar, reñida por la CPE, se faltaba a las mujeres que ofrendaron su vida por construir desarrollo económico, político y social a través de la democracia que seguramente tendrá que avanzar a ser mucho más participativa, social y solidaria. Les invitamos a comentar, opinar sobre lo expuesto. Especial agradecimiento a ERBOL por la entrevista con la señora Nelly y sin duda los bolivianos y el Estado está en deuda con las 5 mujeres, 4 primero, luego Domitila que el 28 de diciembre de 1977 optaron por el ayuno, medida pacífica extrema, para derrocar al entonces dictador Hugo Banzer Suárez.
Gracias.