EL SIGNIFICADO POLÍTICO DE LA MARCHA POR LA PATRIA
La marcha por la patria desde el día de su inicio el 23 de noviembre, incluyendo la expectativa generada en torno a su llegada a la ciudad de La Paz el pasado lunes 29 de noviembre y aún ahora durante la última semana, ha demandado de parte de quienes la apoyan y de sus detractores, una diversidad de esfuerzos por entender su propósito y sus demandas.
Sin embargo, por la misma naturaleza plural de quienes la conformaron, es de suponer la existencia de distintas reivindicaciones, algunos marcharon convencidos de que Luis Arce necesita apoyo frente a las últimas derrotas políticas que envalentonaron a las oligarquías de ultraderecha, otros recorrieron los más de 180 km con la plena convicción de que la movilización debe conseguir la tan postergada justicia por las masacres del Golpe de Estado, y otro tanto participó de la marcha planteando la defensa de la democracia y el respeto a su voto contra los nuevos aprestos golpistas.
Por su parte, la derecha obtusa y desorientada trataba de ver en la marcha lo que su miopía política le permitía, quisieron vanamente desacreditar su legitimidad argumentando que se trataba de una pelea de liderazgos dentro el Instrumento Político y cuestionaron por todos los medios posibles a Evo Morales como cabeza de la movilización. Por otro lado, argumentaban que era una provocación y la justificación para una supuesta persecución política que desplegaba el Gobierno. Pero sobre la impresión de la derecha tres palabras: no es relevante.
Lo cierto, es que la legitimidad de la marcha por sí sola se impuso a pesar de la desinformación y el silencio de los mercaderes de la comunicación, los miles y miles de marchistas que engrosaban la columna más allá de la precisión de las demandas, compartían la misma trinchera de lucha junto a liderazgos históricos como el de Evo Morales, y el actual Gobierno constitucional de Luis Arce y David Choquehuanca; no obstante, es preciso diferenciar entre los diversos propósitos que cada uno desearía que la marcha hubiera tenido, del significado político que objetivamente tendrá para la historia del movimiento popular y de la lucha de clases en Bolivia.
El significado político de la marcha, en primer lugar radica en que el bloque nacional popular ha logrado demostrar que nuevamente ha consolidado la unidad, y que mientras más fuerte arremeten contra él, es capaz de tensionar sus relaciones internas; entra en movimiento porque visibiliza con claridad al enemigo de clase, y reafirma su identidad, pero no solo frente a la ultraderecha sino también frente al Gobierno, al que le recuerda q si está ahí es porque el poder creador y constituyente, es decir el pueblo como poder popular, lo ha constituido dando su voto.
Y aunque de manera confusa, los marchistas al autoconvocarse espontáneamente, generaron espacios de diálogo y las consignas iban reflejando su estado de ánimo, la predisposición y la actitud de la lucha. En ese tensionamiento se articula la razón de la unidad, no es que se tienen diferentes demandas, sino que todas ellas forman parte de un solo programa de lucha en torno a cual tiene sentido forjar la unidad fuera de ella no lo tiene. Se empieza a gestar un nuevo programa y éste no aparece de la noche a la mañana, sino que de marcha en marcha el movimiento popular lo va descubriendo en la acumulación política de sus luchas en el aprendizaje práctico de la batalla contra sus verdugos y ese proceso, ha comenzado.
En segundo lugar, la marcha reafirma una mayor consciencia de lo que el Golpe de Estado ya demostró, el hecho de que la revolución democrática y cultural o el Proceso de Cambio no reside únicamente en la silla presidencial o en los Despachos de los Ministerios, el Gobierno Nacional electo democráticamente, es un componente más de los varios que lo integran, aunque efectivamente es el más estratégico porque sin él no se pueden concretar transformaciones estructurales, sin embargo, la marcha demostró a la derecha neoliberal y a las elites de poder que claman el retorno de la República, que no fue ni será suficiente tumbar al Gobierno para acabar con el Proceso de Cambio, porque la base y el sustento del poder popular al que se enfrenta está presente en todos los rincones del territorio nacional, como obrero, como campesino, como fabril, como pueblos indígenas, como estudiantes y en muchas formas más.
La marcha por la Patria refleja la recomposición de los lazos políticos entre el Gobierno y las bases de los movimientos sociales, que se debilitaron en los últimos años antes del Golpe de Estado, y al decir movimientos sociales nos referimos a las bases y no solamente a las esferas dirigenciales. Si bien falta mucho por trabajar, es significativo que el Poder Popular esté reabriendo este acercamiento real y político con las instancias de Gobierno, aunque esta relación se presente como una interpelación al ejecutivo, producto de sus propios esfuerzos por construir un nuevo programa independiente que profundice el proceso político.
De lograr unificarse nuevamente el bloque nacional popular en torno a un programa, estaría ante la posibilidad de constituirse en actor protagónico y demandante de la PROFUNDIZACIÓN DEL PROCESO DE CAMBIO para derrotar al enemigo de clase, en ese momento el movimiento popular habrá vuelto a reconstituirse como antes en el 2003, en un tejido social conformado por el Gobierno Nacional, pero también el Instrumento Político como dirección del proceso revolucionario, por intelectuales orgánicos, por los profesionales patriotas, por las organizaciones y colectivos de jóvenes conscientes y por vanguardias de militantes que pueden constituirse en los cuadros que necesita el proceso político.
Ahí precisamente radica el porqué del terror de las oligarquías y la ultraderecha a esta Marcha por la Patria. Los cívicos golpistas despotrican despavoridos y tiemblan al ver a Evo, Lucho y David juntos encabezando la medida, porque son conscientes y en el fondo intuyen el peligro que significa la marcha para sus intentos desestabilizadores, el poder popular se empieza a levantar contra sus intentos golpistas. Esa es la importancia histórica de la marcha, ahí radica el significado político de la llegada de Evo a la sede de gobierno con miles y miles de combatientes para gritar a los oídos de la embajada norteamericana, de Rómulo Calvo y Camacho, que, si quieren un último round para tumbar al gobierno de Arce, no les será suficiente, nos tendrán que tumbar a todos los que estamos detrás, tendrán que derrotar al Poder Popular.
Bayardo Martínez V. – FRECAM