Reclutador admitió su culpa en el caso ítems fantasma y es encarcelado

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AHORA EL PUEBLO.- El juez tercero anticorrupción de Santa Cruz, Roberto Parada, envió ayer a la cárcel de Palmasola, por 180 días, a Julio César Herbas, el reclutador de funcionarios municipales ‘fantasmas’ con los que se robó al menos Bs 40 millones por año.

En la audiencia cautelar, que duró más de seis horas en el Palacio de Justicia, Herbas dijo: “Me hago cargo de lo que hice” y luego lloró, después  reiteró lo vertido en sus declaraciones del viernes, que fue utilizado y amenazado por Antonio Parada (el principal sospechoso) y que no denunció el millonario robo en su momento por temor de perder su empleo.

Herbas fue imputado por los delitos de incumplimiento de deberes, legitimación de ganancias ilícitas, conducta antieconómica y contratos lesivos al Estado, por ello la Fiscalía pidió su detención preventiva.

El juez Parada pidió a las autoridades de Régimen Penitenciario que cuiden la integridad de Herbas en la cárcel puesto que habría sufrido amenazas en pasados días.

La organización

Julio César Herbas, exdirector de Contrataciones de la Secretaría de Desarrollo Humano del municipio cruceño, y mano derecha de Antonio Parada, el presunto cabecilla de la organización criminal, era el encargado de reclutar gente para hacerla pasar por funcionaria de la Alcaldía.

A cambio de sus identidades, les cancelaba entre Bs 400 y Bs 500 mensuales, mientras que los miembros del grupo delictivo se quedaban con Bs 5.000 y Bs 8.000 por cada uno de los funcionarios ‘fantasmas’.

En este caso de corrupción considerado como el más nefasto en Santa Cruz también figuran exfuncionarios de la Cooperativa Jesús Nazareno, la entidad bancaria que pagaba los sueldos a los munícipes.

Una de las sospechosas de participar en esta estafa piramidal que se presume operó por al menos 10 años, es Mery Balcázar, esposa de Herbas y exfuncionaria de dicha cooperativa a cargo de abrir cajas de ahorro.

El funcionamiento

De acuerdo a las denuncias, Antonio Parada, hoy prófugo de la justicia, reclutó a gente que quería trabajar en la Alcaldía y, a cambio de dinero  y promesas de empleo, pedía sus identidades y que abran cuentas en la cooperativa.

Ya con las tarjetas de débito de los 800 funcionarios inexistentes, cobraba sus salarios y les pagaba un pequeño porcentaje a los titulares.

Se presume que la exalcaldesa interina Angélica Sosa sabía de este hecho de corrupción y que se benefició con el dinero robado.

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