DE PERIODISTAS Y POLÍTICOS FRACASADOS

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Hace un par de días recordaba el año de la muerte de uno de los grandes poetas y escritores que tuvo Bolivia, se trata de mi entrañable amigo Coco Manto (Jorge Mansilla Torres). En alguna oportunidad donde se hablaba del recorrido de ex políticos y “comedidos” a los medios de comunicación, Coco había escrito sobre éste particular y entre esos artículos encontré estos párrafos que me dará el marco necesario para más adelante y se los comento:

Coco Manto así definía a los que hoy aparecen como ‘analistas’: “…son columnistas enemigos, no críticos, huelen a Joseph Goebbels en lo que dicen o escriben. Y también añadía: “… son los que estercolean en el periodismo con la nauseabunda amarillez. Zapatrañas, metidos en diarios, radios y Tv arman culebrones compasivos e hipócritas.

De ahí que me atreví a develar a quienes otrora, eran grandes ‘referentes’ de la izquierda, los “fierreros” y revolucionarios que se decían convencidos de no renunciar a sus principios ideológicos y se llenaban la boca diciendo que jamás traicionarían a la causa de la revolución.

En este recuento a la nueva casta amarillenta y repugnante de personajes que campea los medios o por su fracaso en la vida política encontró espacios para sacar toda su artillería ahora contra los que fueron sus “incondicionales compañeros de lucha”, van desde el rotulo de ‘periodistas’ hasta otros que fungen como “analistas políticos”, porque así los presentan los medios privados.

Entre los llamados ‘periodistas’ está la conocida Amalia Pando, quien arranca su trabajo a lado del cura Pérez Iribarne en Fides, luego se vincula a canal 7 y como no pudo sacarle el jugo al estado como ella quería y por un resentimiento personal, que es lo que no lo dijo en su medio, rescindieron su contrato en Canal 7, el año 2007 con su programa “Cabildeo”. Tras su ligazón con el grupo de los cuatro (Andrés Gómez, Rafael Archondo y Raúl Peñaranda, desde Erbol, empieza su enfrentamiento con el gobierno bajo la bandera y pretexto que esa emisora vivía la “asfixia económica”. Hizo campaña de recolección de recursos y no le fue bien como hasta ahora.

Carlos Valverde, uno de los más ácidos en dar rienda suelta a todo aquel que no le convence, recientemente le dijo todo a Luis Fernando Camacho por vociferar en los medios y comprometer a su papá en el caso por el que ahora está en la cárcel. Valverde fue militante del MIR, es hijo del falangista más connotado y violento (Carlos Valverde Barbery, ex ministro de salud del gobierno de facto de Banzer), Ex jefe de inteligencia de Guillermo Capobianco (1989), involucrado en la masacre del grupo CNPZ en la calle Abdón Saavedra de La Paz. Huyó a la Argentina declarándose “perseguido” político, hoy defiende a capa y espada a las logias cruceñas.

Andrés Gómez Vela, es otro que nació en la izquierda, de formación trotskista en la Universidad. Dice que fue profesor de Ética de la Universidad Católica Boliviana durante seis años y curiosamente no pone en práctica para nada la ética que enseña. De forma muy cuestionada llega a la Dirección Ejecutiva de ERBOL, al inicio del gobierno de Evo Morales y tras seguir los pasos de Amalia Pando en su guerra contra el gobierno, junto a otros periodistas como Raúl Peñaranda, Rafael Archondo, Mery Vaca y otros por el tema de la “asfixia económica” a los medios, el directorio de esa institución decide agradecerle sus servicios como lo fue con Amalia Pando, aceptando su renuncia. Su persistente y ácida forma de cuestionar al gobierno desde su columna en Pagina Siete, le quita el mérito ganado por su visión plural y ética, cuando éste trabajó en otros medios que no tenían identidad política.

Mery Vaca, la conocí en Sucre donde estudió ya que venía de corrientes de izquierda en la universidad, por su trabajó aparentemente ético, estuvo 10 años en el diario La Razón, donde fue redactora, editora y jefa de informaciones. Durante seis años fue corresponsal de BBC Mundo y otros medios internacionales. Actualmente, por su fuerte ligazón al periódico Pagina Siete mantiene buenas relaciones con sus colegas de su misma estirpe amarilla como son los periodistas Raúl Peñaranda, Andrés Gómez, Amalia Pando y otros.

Jhon Arandia, podíamos calificarlo como el periodista camaleón porque se adapta a colores que la ocasión política se muestra en su labor en los medios a los que va. Empezó con Fides y después con el compadre Palenque en RTP, más tarde en la Red Uno, con ‘Que no me pierda’. Permaneció 13 años en ese canal y saltó a Cadena A, de donde lo echaron, según sus palabras, “de la manera más asquerosa”. Alguien dijo por ahí que, tras haberse filtrado algunas informaciones que dio a otros periodistas sobre casos como COMCIPO y otras contra el gobierno en los años 2011 y 2012, le habrían pedido su renuncia. John Arandia es un caso curioso porque se habló que iba como candidato por el MAS allá por el 2020, pero la realidad de su labor periodista nos dice otra cosa, porque su aire ‘pitita’, que lo aprendió con el cura Pérez, jamás lo perdió y por eso “justifica” ahora los recursos que Camacho utilizó el 2019.

Wilson García Mérida, periodista en Cochabamba y de formación de izquierda, es de aquellos que no tienes que fiarte de nada, porque un día te puede decir, escribamos contra los ultra derechistas más recalcitrantes que hay en Bolivia y al día siguiente negarse y venderse al mejor postor.

Eso mismo pasó cuando estuvo por tierras amazónicas y en conexiones con el otro ácido estratega del MAS que fue ministro de la Presidencia y un tiempo dirigió la ADEMAF, en Pando, nos referimos a Juan Ramón Quintana, de quien nadie se fía por su pasado nefasto y como ex militar, mantiene aires de dictadorcillo.

Roger Cortéz, en los años de su militancia directa junto a Marcelo Quiroga Santa Cruz, transitó en el PS-1, su trayectoria para ese entonces, señala como al que iba a suplir la labor política de Marcelo. Fue diputado nacional (1985-1989) por el PS-1, ahora tiene argumentos de sobra para acusar al gobierno en similar libreto de la oposición al MAS y al gobierno y, actúa con aparente neutralidad en los medios como “analista político”, pero quienes lo conocen saben que tiene otras intenciones políticas.

Carlos Böhrt, otro de los seguidores de Marcelo Quiroga, quien formó parte del equipo jurídico para enjuiciar a García Meza en los años ochenta. Al paso de los años sufre de graves desvaríos ideológicos y en los años 90 junto al MIR y ADN, llegó a ser prefecto de Oruro, posteriormente se desempeñó como embajador de ese gobierno en la República Popular de China. Fue diputado y senador por Poder Democrático y Social (Podemos), de Jorge Tuto Quiroga, concejal por Alianza Patriótica y prefecto de Oruro durante el último gobierno de Hugo Banzer. Conserva en su discurso su militancia de izquierda, pero su accionar demuestra su tránsito de la mano de gobiernos neoliberales. Funge de “analista político”, otro “caserito” de Panamericana tomando actitudes que sobrepasan los límites de la intolerancia y respeto con los que se ponen en el debate, actúa como si él y no otro, tuviera la razón.

Y finalmente, Alex Contreras, Rafael Puente, Raúl Prada y Alejandro Almaraz son algunos nombres de ex viceministros del periodo de gobierno de Evo Morales. Todos ellos, hoy, enemigos declarados del MAS. A esta lista se pueden añadir varios otros nombres de hombres y mujeres que estuvieron en función pública y hoy son militantes de la derecha política. Es más, Almaraz es cómplice del golpe de estado por su ligazón directa con la Resistencia Juvenil Ck’ochala y el grupo de trotsquistas como Miguel Lora, Jenny Cladera, Rodrigo Echalar –excívico de Sucre- quienes apoyaron el golpe de 2019.

¿Cómo podemos explicarnos este cambió ideológico? Una respuesta fácil y convencional es señalar que todos ellos se “resintieron” por haber sido cesados en sus funciones burocráticas. Pero es necesario hilar un poco más fino para explicarnos este fenómeno que tradicionalmente ha sido conocido en Bolivia como “camaleonismo” político.

La explicación se encuentra en la base de la estructura colonial de nuestra sociedad y Estado. Estas estructuras perfilaron una sociedad, que algunos denominan “pigmentocrática” y razones no faltan, tan sólo analizar el feroz ataque a Belzu en el siglo XIX, o la subordinación que Juan Lechín Oquendo pretendió imponer a Genaro Flores cuando le ordenó “comprar cigarrillos” en el siglo XX.

Antes de acabar, mi reconocimiento al gran maestro del periodismo, Coco Manto, a un año de su partida… te extrañamos en estos nuevos tiempos!

Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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