LA MANO QUE MECE LA CUNA
El imperialismo utiliza diversas tácticas para reproducir su poder
Los Estados Unidos es sin duda, uno de los imperios más poderosos de la historia de la humanidad, sólo comparable con el imperio romano, en cuyo territorio nunca se ponía el sol. Por tanto, sería un error bastante parecido a la estupidez, menospreciar su poder, especialmente el de su complejo industrial militar acompañado de las acciones del Pentágono y sus organismos de inteligencia especializada por áreas (CIA, DIA, DEA, HLS, etc.). Al enemigo hay que “saberlo”, medirlo, pesarlo, conocerlo en todas sus dimensiones. Querer enfrentarlo sin un concepto multidimensional, será un acto de audacia inútil, muy posiblemente conducente al fracaso.
Por tanto, es un deber de quienes construyen el poder contrahegemónico, quienes quieren de veras enfrentar al imperialismo, estudiarlo a este en todas sus facetas y dimensiones. Es decir que, dado que el poder imperialista es multidimensional, es una obligación estudiarlo también en todas las dimensiones en que se demuestra hegemónico, y especialmente en todos aquellos aspectos que devela grietas, pues con seguridad las tiene. A Roma, el imperio más poderoso sobre la tierra, el poder militar más grande de su época, la vencieron pacíficamente las migraciones … y algo similar podría estar ocurriendo con el imperio norteamericano.
Para reproducir al infinito su poder, EE. UU. adopta no una, sino múltiples tácticas para cada región del mundo y, es más, para cada grupo de países con similares condiciones geopolíticas, económicas, sociales y culturales porque tienen un horizonte común. Estas tácticas que son múltiples, y esto es muy importante subrayarlo, y se adaptan para controlar al sistema político y la sociedad civil de cada país.
¿Qué queremos decir con esto? Que el imperialismo tiene la capacidad de infiltrarse en cualquier gobierno y oposición al mismo tiempo y, desde allí, con diferentes rostros y diversos discursos, velar por sus intereses. Por tanto, entre los infiltrados del imperialismo, se podrán encontrar recalcitrantes antinorteamericanos, así como demócratas idealistas y anticomunistas, trabajando en una sola dirección. Alguien sostiene que como el mundo es redondo, los discursos extremos, tienden a juntarse y volverse uno sólo, siendo su objetivo derrocar los gobiernos populares.
En este contexto, la subyugación primero y control después de la sociedad civil, es una de sus prácticas. En el siglo XXI la sensibilización en torno a la naturaleza y los animales, por ejemplo, hace que muchas organizaciones dedicadas a estos temas sean utilizadas y financiadas para hacer masa crítica contra gobiernos con apoyo popular, narrativa que tiene impacto especialmente entre los jóvenes. Lo mismo pasa con los movimientos que defienden la ecología u opciones sexuales que siendo un derecho, se convierten en un arma política contra los gobiernos. Toda esta diversidad de causas es teñida de conceptos falsos en el mundo capitalista, como son el de la libertad y la igualdad. El mejor ejemplo de esta falsedad es el discurso y la práctica política del liberal y libertario Milei en la Argentina.
El imperialismo es el enemigo principal. A no equivocarse.
Un proyecto político de liberación nacional y constructor de una opción transformadora de la economía y la sociedad, que sea capaz de defender al ser humano, la sociedad y la naturaleza, debe tener claramente identificado a su enemigo principal, es decir identificar a quien es el que impide que esa liberación soberana y de emancipación del capitalismo. En nuestra lectura es el imperialismo norteamericano, que quiere seguir dominando a nuestra sociedad y su clase política.
A esta clase política y sus lideres y caudillos, tendremos que analizarlos con la misma rigurosidad que al imperialismo, pues no será ninguna novedad que la historia se repita, a partir de traiciones, golpes de estado (sean blandos o duros) y reposicionamientos socialdemócratas como los que García Linera nos propone. El nacionalismo conservador, es otra de las variantes imperialistas, como lo expresa el sindicato de ex ministros de Evo.
Somos parte de la historia de este país desde el siglo XX. No podemos dejarnos engañar con cantos de sirena de ningún conductor. Creemos en el pueblo organizado y su proyecto de emancipación del capitalismo. No somos ortodoxos porque hacemos el análisis concreto de la realidad concreta, el análisis de la realidad nacional y a partir de ello, proponemos alternativas junto al pueblo. Nuestra revolución no será copia de ninguna otra, aunque bien podría inspirarnos.
Como apoyamos incondicionalmente el proceso de cambio liderado por Evo Morales, hoy apoyamos al gobierno electo por el pueblo cuyo conductor es Luis Arce Catacora, en ambos casos porque son la puerta para mantener y profundizar el proceso, que ahora necesita una reconducción urgente. Pero eso no significa que tengamos la voz embargada. Antes aportamos y lo seguiremos haciendo con propuestas para rescatar, reconducir y profundizar el proceso, pero cuando nos toque ser críticos, lo haremos con la dureza necesaria, sin edulcorantes, pues nos debemos al pueblo del que somos parte.
A no equivocarse de enemigo. El enemigo no es interno. El enemigo no es Evo ni Lucho. El enemigo es externo y está trabajando desde la oposición e infiltrados en el MAS y el gobierno, por nuestra división y destrucción. Seamos fríos en nuestro análisis y contundentes en nuestras conclusiones. El objetivo del imperialismo son nuestras riquezas naturales. No quieren que las administremos con soberanía y menos que las industrialicemos. Quieren que vivamos de las migajas como fue con la plata y el estaño. Sufrimos guerras imperialistas como las del Pacífico, Acre y del Chaco. No seamos ingenuos y pensemos que una nueva puede darse, siendo su objetivo el litio.
Seamos conscientes que somos en materia de energía no fósil, el Kuwait del Siglo XXI. El imperio nos ha puesto los ojos encima, pues Kuwait vendió petróleo durante casi un siglo y Bolivia con el litio puede hacer lo mismo. No repitamos la historia haciendo el juego al imperialismo y a quienes hablan en nombre de él pese a desplegar una narrativa de izquierda o aparentemente popular. Construyamos la unidad en base a los intereses de la patria. Quebremos hoy la mano imperial que mece la cuna. Mañana puede ser tarde.
Coordinación Nacional
CRPMC