LA AUSENCIA DE UNA PROPUESTA REVOLUCIONARIA

Comparte:

La situación de crisis política y económica, se suele decir que es una oportunidad sobre todo para las fuerzas de izquierda, ya que existe la creencia de que cuando empeoran las condiciones materiales de existencia del pueblo, existe una tierra fértil para sembrar las ideas revolucionarias. Pero, nos encontramos que existe un giro a la derecha a nivel mundial (y, nacional), existe una reposición del (neo) fascismo en el mundo globalizado, son las ideas reaccionarias que se han convertido en los articuladores no solo de sectores “clasemedieros” sino también de capas populares, como ocurre en El Salvador de Bukele o la Argentina de Milei. ¿Qué pasa con la izquierda? ¿Qué pasa para que las ideas revolucionarias no cautiven a las nuevas generaciones? ¿Por qué una sociedad de iguales (socialismo) ha dejado de ser el referente del futuro? Mientras existe incertidumbre y confusión dentro la izquierda, las nuevas expresiones de la derecha, no importando su tonalidad y características diversas, tienen muy claro cuál es su enemigo: el comunismo y el socialismo; por ello, en toda su lucha ideológica y política se guían por este rumbo estratégico, para ellos, cualquier signo de soberanía o colectivismo es asociado inmediatamente al comunismo, por ello, gobiernos tibiamente progresistas como el de  Boric, o con fuerte raíz popular y autodeterminación, como el de Nicolás Maduro, son descalificados por igual de socialistas o comunistas, incluido los movimientos indígenas de América Latina.

La ausencia de una propuesta alternativa y revolucionaria desde la izquierda, en este momento no existe. La disputa que hay dentro del MAS, entre evismo y arcismo, no tiene un carácter ideológico, no es un debate en torno del horizonte político que durante más de 16 años ha respaldado el pueblo, un debate así sería bienvenido porque ayudaría a la politización de las masas. Es suficiente comparar la propuesta de agenda económica que plantea el Ampliado evista realizado en Cuatro Cañadas con el acuerdo logrado por el Gobierno con los empresarios privados para darnos cuenta que ambos quieren y hacen lo mismo y constatar que la disputa, tan ríspida y perversa, es en torno de una parte del poder (el gobierno).  Obviamente, en materia económica, que define el rumbo político, no son suficientes las declaraciones altisonantes contra el capitalismo, sino verificar a quién o quiénes puede favorecer dicha política económica. Precisamente, uno de los resultados de no haber adoptado y aplicado los principios constitucionales de que los recursos naturales deben estar bajo control de Estado, ha derivado en que uno de los recursos mineros, que hoy es estratégico para construir un sistema financiero alternativo, el oro, hoy esté en manos privadas. Ante estos resultados, los comentarios huelgan.

No es que no haya alternativas diferentes a las propuestas de los empresarios privados que pueda adoptar el gobierno, sino que para asumir medidas de carácter estructural es necesario contar con la movilización y el respaldo popular, pero esta no se da por generación espontánea, mucho más cuando ha existido un proceso de fragmentación y despolitización que proviene de las décadas del neoliberalismo, y, que ha tenido continuidad en el proceso de cambio, por la ausencia de una dirección política que cumpla con una de sus funciones fundamentales que es la educación política de las masas. Pero, son los momentos de convulsión social y política, los momentos adversos donde ellas suelen aprender en poco tiempo y estimular su propia autodeterminación en acciones políticas contundentes, como ocurrió en agosto de 2020 preámbulo del triunfo electoral de octubre y restitución del Estado de Derecho.  Sin embargo, un proceso de transformación política profunda y revolucionaria, no puede estar sujeto a la acción espontánea de las masas, ni depender de un rumbo político de corto plazo, en el cual se utiliza el potencial de las masas sólo con fines electorales; el resultado es evidente, la experiencia histórica demuestra que, aunque se ganen las elecciones, se puede obtener el gobierno, como ocurrió antes y ocurre ahora, pero no se tiene el poder. La conquista y construcción de un poder popular y revolucionario proviene de la conjunción dialéctica de programa, instrumento político y capacidad para tomar y defender el poder; entendiendo que el instrumento político es una expresión concentrada de las distintas formas de organización que están presentes en el pueblo, que además tiene un contenido revolucionario y plurinacional.

En su origen el MAS, tuvo esas características, que hoy ha sido cooptado por un sector nacionalista conservador, por eso sus referentes ideológicos y políticos, con la excepción de Evo, no son los dirigentes de las organizaciones sociales, sino ex ministros e intelectuales de su entorno. Es el instrumento que se está convirtiendo en un partido del sistema de la democracia liberal, que, por tanto, como lo ocurrió al MNR, también está cambiando su contenido de clase.

Ahora, más que nunca esta vigentes la tarea de recuperar y construir un instrumento político que sea la expresión revolucionaria del pueblo.

 

Colectivo Revolucionario Plurinacional Marxista Comunitario – CRPMC

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *