VIVA EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
Colectivo Revolucionario Plurinacional
El primero de mayo de 2020 nos encuentra en condiciones que nunca antes había visto la humanidad, el planeta ha sido paralizado por la pandemia del COVID19. La Segunda Guerra Mundial paralizo parte de Europa, pero en la situación actual los 7 mil millones de habitantes nos encontramos en una cuarentena universal.
La pandemia ha dejado al descubierto todas las injusticias y sin que nada cubra el pudor de la sociedad. Ha sido desnudando ante los ojos del mundo el neoliberalismo y sus secuelas, que privó a los trabajadores todo lo que lograron con sus luchas a lo largo de la historia.
No hay mal que dure cien años ni plazo que no se cumpla; lo que ocurre hoy nos obliga a encontrar soluciones, que nos devuelvan el derecho a la vida, sin poner el maquillaje que esconde la cruda realidad. Los trabajadores tenemos que hacer virar la rueda de la historia, porque quienes nos han llevado a la catástrofe han tocado fondo.
La Organización Internacional del Trabajo, ha anunciado que “La fuerza laboral… que perderán sus empleos representa alrededor de la mitad de las personas activas laboralmente en el mundo.” En Bolivia eso supone más o menos de 1.500.000 personas desempleadas. Es que las clases dominantes están echando mano a lo más fácil para resolver la grave crisis a la que han arrastrado a toda la humanidad. Los trabajadores no debemos permitírselos, porque ellos son los que han destruido el planeta con su angurrienta obsesión de acumular riqueza.
Nosotros tenemos que ser los protagonistas principales en la lucha por nuestros derechos, porque como trabajadores bolivianos la crisis nos afecta; no podemos permitir que la crisis se resuelva cargando en nuestras espaldas las consecuencias. Ha llegado la hora de los pueblos, pero, como nos enseñaron los Mártires de Chicago, para que nuestros opresores y explotadores queden en el basurero de la historia, debemos confrontar y organizar la lucha social y política si queremos ser parte de este viraje de la historia.
La esencia de las transformaciones históricas que se han dado en el país, no es un hecho accidental ni imprevisto, ni responde a las concepciones del desarrollo social por oleadas que dizque se pueden presentar por encima de las contradicciones y actividades que puedan ejercer las masas. Más por el contrario, responde íntegramente a que la crisis del capitalismo se ha presentado con toda su virulencia, poniendo al descubierto todas sus contradicciones y las injusticias que ha impuesto a través de toda su existencia. Esas contradicciones han tocado fondo, porque la confiscación de los derechos ha llegado a lo indecible, podemos afirmar sin temor a equivocaciones, se ha convertido en una adicción sin la cual el capitalismo ya no puede vivir. Al mismo, tiempo nos ha empujado a una espiral destructiva en la que nos encontramos y que quiere que nosotros seamos los que paguemos los platos rotos del festín.
En Bolivia, la crisis está mostrando su malvada crueldad y está llevando a amplias capas de la población a una situación de desesperación, como antes nunca lo habíamos visto. El gobierno golpista, en medio de su impotencia y al interior de ese malestar social, busca encontrar “agitadores, delincuentes y sediciosos” para detenerlos en la cárcel mediante el código penal; convirtiendo la protesta social, la libertad de pensamiento, la libre expresión, la petición de derechos, en delitos de sedición y terrorismo; eliminado enemigos mediante la judicialización de la actividad política y sindical. En cambio, para nosotros, los trabajadores, la vigencia de la democracia y el ejercicio de los Derechos Humanos de manera global es una conquista de nuestra lucha por la que muchos de nuestros compañeros murieron, por eso no olvidamos el artículo 35 de la solemne Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que dice “cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección de éste y de toda la parte de él es el más sagrado de los derechos y el más elevado de los deberes”; nosotros trabajadores bolivianos parafraseando la declaración de los trabajadores franceses, proclamamos que el más sagrado de nuestros deberes es defender nuestros derechos, a los que accedemos sólo por el hecho de haber nacido en nuestra patria.
Estamos en el vértice del cambio, que nos obligará a reordenar absolutamente todo. Ellos nuestros opresores y explotadores ya están intentando descargar todo el peso de la crisis, precipitada por el COVID 19, en nuestras espaldas. La estabilidad laboral está en el peligro de desaparecer, y con ello el retorno del 21060. Los Empresarios de la construcción ya han anunciado con hipocresía y segundas intenciones el despido de 83.000 trabajadores. La minería privada ya ha hecho declaraciones de que la situación del mercado internacional de minerales les obligará a tomar “medidas drásticas”. La Cámara de Industria y Comercio calculan que el 30% de mano de obra será despedida. De igual forma, muchos trabajadores cuentapropistas han decidido salir a las calles desafiando el peligro del COVID19 a buscar cualquier mendrugo para dar de comer a sus hijos, no porque sean desobedientes, díscolos ni suicidas, sino porque hay hambre en esos hogares.
Esas injusticias tienen su antípoda, es la lucha del pueblo, que ya no puede ver impasible la destrucción del planeta y de su patria; estamos obligados a mirar más allá del hogar donde habitamos para decir BASTA al despilfarro en la carrera armamentista, la acumulación de fortunas hasta niveles de escándalo, a la entrega de nuestros recursos naturales a las transnacionales, a la privatización de nuestras empresas estatales. Debemos luchar por nuestros derechos y de todo el pueblo boliviano, por los intereses y la soberanía de la Patria, porque se acabe la pobreza y las injusticias.
El mejor homenaje a los mártires del primero de mayo y a nuestro héroes caídos en cientos de batallas es renovar nuestro compromiso de lucha; seguir el ejemplo de nuestros hermanos mayores Tupak Catari, el Willca Zarate, nuestro Federico Escobar, Rosendo García, Adrián Arce Quispe, tantos otros; hacer firme promesa de que debemos organizar las fuerzas de los trabajadores y del pueblo para lograr soluciones favorables; devolver al pueblo trabajador todo lo que se le ha despojado, restituyendo de manera real y objetiva todo lo que la Constitución Política del Estado proclama: El Derecho al trabajo asegurado y permanente, sin los tramposos contratos eventuales; el derecho a la salud gratuita que el Estado debe garantizar de forma universal para toda la población boliviana, sin las tramposas fichas de atención y sin su mercantilización puesto que los profesionales de la salud han convertido a la Caja Nacional de Salud en la cantera de clientes para las clínicas y consultorios privados; el derecho a la educación gratuita para todos los bolivianos; el derecho a la jubilación sin los cálculos parecidos al del sistema de seguro privado. Luchar hasta forjar el futuro para nuestros hijos y nietos, en el que Bolivia debe organizarse sobre la base de toda su rica cultura y sus valores ancestrales, donde vivamos en una patria sin ricos ni pobres, sin opresores ni explotados, donde labrar el futuro de las generaciones venideras sea nuestro único horizonte.
¡¡¡¡¡FELIZ DIA DEL TRABAJO!!!!
RECORDEMOS EL ESPÍRITU DE LA LUCHA PARA QUE ESTE DÍA SEA CONMEMORADO COMO DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO.
No tenemos otra herramienta que la INSURGENCIA en tiempos de golpismo y pandemia COVID-19.
Nuestra Patria mos necesita sólidos y lúcidos y por sobre todo valientes de profunda convicción y conciencia social.
DIOS NOS ILUMINE Y NOS UNA PARA RECUPERAR LA PATRIA Y FORJAR EL FUTURO SE NUESTRO ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA.
¡¡¡¡¡¡FELIZ DIA DEL TRABAJO!!!!!
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