Bolivia, tiene una formación económica y social que combina diferentes modos de producción, siendo dominante el capitalista, que subordina las otras formas de economía (indígena-originario-campesino) a su lógica económica; que ha determinado que tengamos una sociedad dependiente del mercado mundial, una economía deformada que no atendía las necesidades de los pueblos, desigualdades profundas, exclusión, discriminación y racismo.

En este contexto la Revolución Democrática y Cultural, es un proceso de transformación revolucionaria de las relaciones sociales para convertirnos en una sociedad de iguales, de derechos y obligaciones similares, sin que exista ningún tipo de discriminación. Es cultural porque los 36 pueblos y nacionalidades existentes , son reconocidos constitucionalmente, se visibilizan como pueblos y culturas para convertirse en bolivianos y bolivianas plenos, respetados, participantes efectivos de la vida, económica, social y política del Estado; la whipala y la flor de patujú se incorporan como símbolos del Estado junto a la bandera tricolor, el escudo y el himno nacional, que por esta misma razón, es concebido como Estado Plurinacional, reflejando lo que la oligarquía siempre quiso negar.

Una vez que se constituyó un gobierno ilegal e ilegítimo, Estados Unidos se apresuró a respaldarlo; aunque jamás se instaló una sesión de la Asamblea Plurinacional, la autonombrada presidenta justifico el golpe señalando que es un gobierno de transición para garantizar nuevas elecciones. Pero, como todo gobierno golpista, en realidad, pretende la consolidación de la opción derechista a través de la represión.

REGRESO DE LAS FF.AA. REPRESIVAS: EL ENEMIGO INTERNO ES EL PUEBLO.

El gobierno de facto se ha propuesto destruir a todas las organizaciones y movimientos sociales y su instrumento político, poniendo en práctica la doctrina de seguridad imperialista por el cual se define que existe un “enemigo interno”, que son el pueblo y sus organizaciones. La FF.AA y la Policía, auxiliado por grupos paramilitares y parapoliciales, fueron movilizados en Senkata y Cochabamba para masacrar a quienes resistían el golpe. Hoy, más de 60.000 efectivos policiales y militares están movilizados para reprimir al pueblo.

La acción represiva está acompañada por un poder judicial corrupto y sometido al gobierno. Aplicación del “lawfare” o guerra judicial, que consiste en inventar y atribuir delitos de sedición, terrorismo y narcotráfico a los patriotas que resisten al racismo y al fascismo. Son ya centenares de personas que han sido acusadas bajo estas figuras penales. Aunque el objetivo central, bajo la figura penal del “narco-terrorismo”, además de “corrupción”, inhabilitarlo políticamente a Evo Morales, además de que sueñan convertirlo en “delincuente extraditable” a Estados Unidos. La política norteamericana al respecto no descarta, inclusive, la eliminación física.

Existe la reactivación de los aparatos represivos del Estado, que nos hacen recuerdo al DOP y al SES órganos del Terrorismo de Estado. El ministro Murillo, enemigo declarado de la democracia participativa y de Evo, anunció la creación de esa “policía política”, con un grupo de policías “anti-terroristas”. Se trata de una organización encargada de ejecutar acciones de neutralización y aniquilamiento de la resistencia popular. Para ello, actúa en coordinación la justicia venal, cuyos jueces tienen la misión de iniciar acciones judiciales contra los militantes del MAS IPSP y/o de izquierda y/o a cualquier grupo político simpatizante del proceso de cambio y/o seguidores del pensamiento anti-neoliberal y progresista. Además, existe toda una política de fortalecimiento de los grupos paramilitares que actuaron durante el golpe. En el marco de la estrategia represiva, estos grupos se encargan de desplegar acciones sucias y de hostigamiento, tal como lo demostraron con ataques violentos, quema y asalto a viviendas de ex autoridades y el amedrentamiento a todo intento de expresión de protesta y resistencia al golpismo. Son las hordas racistas y fascistas que fueron entrenadas para desarrollar la denominada guerra no convencional.

DESNATURALIZACIÓN Y ELIMINACIÓN DE LA DEMOCRACIA

El golpe de Estado ha utilizado como caballo de batalla una supuesta restitución de la democracia, una conquista que no es de los golpistas, sino del pueblo en una larga lucha contra las dictaduras, muy parecidas a las que encabeza Janine Añez. Más por el contrario lo que los golpistas en realidad quieren es primero limitar y después desterrar de Bolivia Plurinacional toda forma de democracia, principalmente el ejercicio del pueblo en las decisiones que se toman utilizando todos los valores de los que el mismo pueblo es su creador. No es verdad que la democracia esté reducida al ejercicio del voto y la elección cada cinco años de quienes deben ser Presidente, senadores y diputados. Esa forma de ejercicio de la democracia es propia de los de arriba, que quieren que el pueblo se convierta en el legalizador de unas elecciones que les darán a las elegidas prerrogativas para convertir el libertinaje en picardías que en algunos casos llegaran hasta la lujuria política.

Es por esa razón que, en este periodo, uno de los poderes del Estado: el Judicial, es elevado por encima de los otros poderes. Se le ha provisto de privilegios extraordinarios, libertad para juzgar a quienes molestan y se les debe anular los derechos políticos. En el fondo concentrar el poder en uno sólo, así es la democracia liberal, significa un RECORTE DE LA DEMOCRACIA (DE LA PARTICIPACION DEL PUEBLO) y un epitafio anticipadamente escrito que será puesto encima del cadáver de la democracia a quien la están cercenando y estrangulando.

La administración arbitraria, manipulada, de doble rasero, injusta, absurda y hasta abusiva valoración de la Ley, es la práctica cotidiana de esos fiscales y Jueces; como por ejemplo los actos del Fiscal General de la Republica de quien ya se olvidaron que era el bocado insaciable de las primeras planas de todos los medios de prensa por el favoritismo que recibió para ser nombrado como Fiscal, por el que dizque es su cuñado y la corruptela de la que no le perdonaban hasta hace poco los de la prensa. Esa misma prensa que ahora lo ensalza y muestra virtudes inventadas por ellos mismos.

Es que a los golpistas no les interesa la democracia, ni la ley, ni nada, sino la judicialización de la política e imponer la anti política

(Del Documento: “Golpe de Estado fascista y racista para restaurar el dominio colonial del imperialismo”, Colectivo Revolucionario Plurinacional. Parte III. Enero 2020).