EL LITIO, RECURSO ESTRATÉGICO MUNDIAL

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H2-Insurgentes

Han pasado aproximadamente 10 años desde el inicio de actividades para industrializar el litio y las preguntas son: ¿Bolivia ha superado la fase piloto en la industria del litio?; cuándo se proyectaba como uno de los jugadores más importantes en el mercado global?; estaría funcionando en marcos medioambientales sostenibles?

Sabemos que la investigación y desarrollo del litio y los recursos evaporíticos en Bolivia es un tema nuevo, incluso en muchas universidades del mundo su consideración llega a ser una asignatura pendiente.

Durante el gobierno de Evo Morales la industria del litio en Bolivia proyectó una inversión inaugural de más de 900 millones de dólares para apuntalar la cadena productiva de recursos evaporíticos del salar de Uyuni. De los cuales se ejecutaron un 55% en una primera etapa de investigación que habría concluido con la creación de 4 plantas piloto: una planta piloto para producir sales de potasio; una planta piloto para producir carbonato de litio, grado batería; una planta piloto de materiales catódicos, considerados el componente fundamental de una batería de ion-litio; y una planta piloto de baterías de ion-litio. Las dos primeras se han convertido en pequeñas plantas productivas, dejando de cumplir su rol de investigación, y se han convertido en plantas productivas que producen y venden sales de potasio y carbonato de litio, respectivamente y en octubre de 2018 se inauguró la primera planta industrial de cloruro de potasio, con una capacidad de 350.000 toneladas/año. La inversión total de todo el proyecto de industrialización superaba la suma de 4.000 millones de dólares.

El cloruro de potasio es un subproducto del proceso de extracción del litio que se traduce en un fertilizante con muchas virtudes y aplicaciones en el campo de la agricultura; gran parte de esta producción está siendo destinada al mercado de Brasil, considerado el más grande en Latinoamérica para el cloruro de potasio.

Se ha arrancado la construcción, a fines de 2018, de la planta industrial de Carbonato de Litio con una capacidad de 15.000 toneladas/año, de estas dos plantas industriales una ya está en operación y la otra, de carbonato de litio, en construcción.

Con la adjudicación a la empresa alemana ACI Systems GmbH, para la industrialización del litio boliviano, Bolivia se convierte desde el 2018 en un actor interesante en el mercado internacional del litio, requerido principalmente para la elaboración de baterías utilizadas en la industria del automóvil y las telecomunicaciones.

A raíz de esta firma, usada como argumento por el Comité Cívico Potosinista (COMCIPO) para sus movilizaciones, se comenzó a gestar una desestabilización del gobierno de Evo Morales, partiendo del 21F del 2016, pasando por la habilitación ilegal como candidato a Evo Morales, y algunos escándalos de toda índole que protagonizaron de forma personal el entorno cercano  al presidente: Ministros, dirigentes, parientes, que minaron la imagen de Evo y se convirtió en caldo de cultivo de esta desestabilización, siendo el detonante el incendio provocado en la Chiquitanía.

Precisamente, en los meses del inicio del incendio, la asesora e hija de Donald Trump, visitó Jujuy (Argentina), frontera con Bolivia, rica en litio, donde prometió 400 millones de dólares para las rutas del litio. El 75 por ciento de las reservas globales de litio se encuentran en el triángulo Bolivia/Chile/Argentina que son motivo de la codicia geoestratégica de las superpotencias debido a su uso para las baterías de los carros eléctricos y celulares.

El mes de septiembre del 2019 se dio el lanzamiento del carro eléctrico Quantum de fabricación totalmente boliviana; una asociación de la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) con Quantum Motors, de Cochabamba, no genero ningún beneplácito en los círculos de negocio pro imperialistas.

La anulación del contrato con la firma alemana ACISA, no frenó la deposición del gobierno de Evo, quien ya indispuso a este círculo con la nacionalización del gas/telecomunicaciones, etc.

Tres años atrás Stratfor publicó proféticamente, que la CIA está en las sombras de las trasnacionales, y advertía el “empoderamiento de la revolución global del litio” cuando la demanda de baterías de litio-iónico continuará creciendo, mientras Bolivia podría perder (sic) su oportunidad la próxima década para llenar las brechas del abastecimiento global del litio.

A nivel mundial los últimos 20 años la producción de litio se ha triplicado y se espera que la demanda en 2025 sea doble. Una cosa es creer que se tiene las mayores reservas del mundo, el caso de Bolivia, y otra cosa es exhibir datos fehacientes de sus reservas y su producción, donde encabezando la lista se encuentran Australia, Chile, Argentina y China.

Con la eliminación del gobierno de Evo, los neoliberales ven la mejor oportunidad de puertas abiertas de hacer negocios con el litio, y también  con la minería en general y otros rubros como la agricultura, ganadería, servicios y comunicaciones, textiles, etc., pero no para beneficiar a Bolivia sino incrementar sus riquezas en la entrega de nuestros recursos a las transnacionales.

Ahora mirando al futuro, de las dos primeras plantas una ya está en operación, la de carbonato de litio terminará su construcción e inicio de pruebas a mediados de este año, ¿la planta de hidróxido de litio e hidróxido de magnesio pensadas para el 2020 serán concluidas?, ¿y la planta de baterías planificada para entrar en funcionamiento el 2022, será una realidad?

Se dice que Bolivia posee alrededor de la cuarta parte de reservas litio a nivel mundial, y, sin embargo, hasta la fecha no se conoce ni por aproximación la cantidad de reservas y recursos potenciales y menos su capacidad de producción de litio y derivados, que no ha podido competir con países como Chile y Argentina, con los cuales Bolivia integra el triángulo sudamericano de litio.

Si bien el litio está considerado como un elemento estratégico que se ha convertido en la alternativa de las energías limpias, por el uso como almacenador energético de sistemas fotovoltaicos y eólicos, a tiempo de reemplazar motores a combustión por motores eléctricos; su producción no está lejos de incurrir en prácticas agresivas con el medio ambiente, como sus desechos, el alto consumo de agua inherente a la obtención del litio, se debe apuntar que los productos finales de esta industria deberán tener el sello verde y las comunidades dentro del área de influencia de la minería del litio puedan ser las fiscalizadoras de que esta no sea agresiva con el medio ambiente.

Todo el proyecto de industrialización del litio, que fuera impulsado por Evo Morales, ha sido paralizado, por la concepción neoliberal del gobierno defacto, parece que el próximo paso es entregar este recurso estratégico al dominio imperial de EE.UU.

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