Cabildo Popular: Contra la derecha, sin piedad.
El pueblo alteño no sacrificó su sangre en vano. A veinte años de la huida de Gonzalo Sánchez de Lozada, tenemos la obligación de honrar la memoria de quienes dieron su vida por una Bolivia diferente y mejor. El futuro de nuestro país está en riesgo sólo por las ambiciones personales de unos cuantos.
No es sólo la Masacre de octubre de 2003 la que conmemoramos hoy, sino también el genocidio de nuestras hermanas y hermanos que se negaron a someterse al golpe de Estado que la oligarquía y sus secuaces antipatria trataron de imponer en noviembre de 2019.
Lamentablemente, a pesar del inmenso esfuerzo popular de la resistencia al gobierno de facto de Jeanine Añez, todavía debemos enfrentarnos a la amenaza de quienes oprimieron al pueblo boliviano a través de la democracia pactada y el modelo económico neoliberal. Los enemigos de la gente humilde todavía amenazan el futuro de nuestros hijos.
Evo Morales no es un niño y sabe muy bien que la desestabilización del gobierno del compañero Luis Arce Catacora beneficiará a las élites corruptas que empobrecieron a nuestra sociedad durante la larga noche del sistema de partidos neoliberal.
No son las organizaciones sociales las que conspiran contra el Proceso de Cambio iniciado en 2005, sino unos pocos que no están dispuestos a resignar sus intereses personales, aunque ello implique el retorno de la derecha vendepatria.
Bolivia entera fue testigo de las consecuencias que puede traer para nuestro país el gobierno de las élites tradicionales, que no sólo interrumpieron nuestra frágil democracia, sino que se lanzaron sobre los recursos de nuestro Estado cual aves de rapiña, sin consideración por el resto del pueblo aún en tiempos de crítica pandemia sanitaria.
Fue por ello mismo que, a pesar de los obstáculos impuestos a la participación electoral de nuestra gente en octubre de 2020, se logró recuperar la democracia de las manos de quienes impulsaron el golpe de Estado de noviembre de 2019.
La derecha imperialista todavía no ha sido derrotada, y ocupa todos sus esfuerzos diariamente para derrocar al gobierno constitucional y legítimamente elegido en octubre, siempre octubre, de 2020.
Ante aquel desafío, no podemos responder de otra forma que no sea la unidad en defensa del Proceso de Cambio, para que quienes masacraron a nuestro pueblo paguen con justicia por sus crímenes perpetrados. No nos dejemos engañar: si las tendencias rupturistas logran dividirnos con la implosión del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, asesinos como Fernando Camacho y Arturo Murillo regresarán a nuestras calles para traernos luto y dolor.
Pero el pueblo boliviano es más grande que eso, y no permitirá que vuelvan a interrumpir su marcha hacia la emancipación definitiva, que no podrá lograrse fuera de la industrialización de nuestro litio ambicionado por las potencias imperiales, ni tampoco sin la reactivación económica que esforzadamente trata de consolidar nuestro pueblo trabajador.
¡Por el Proceso de Cambio! ¡Por la Revolución Democrática y Cultural! ¡No permitamos que intereses mezquinos nos dividan!
¡El Alto de pie! ¡Nunca de rodillas!
Por J. Galindo