Hojeando papeles viejos, encontré, hace unos días, algo de la producción literaria de Oscar Alfaro. Y que creo que tal hallazgo no podía ser más oportuno.
      ¿Quién era Oscar Alfaro? Conmemorando un año de su fallecimiento en los días de Navidad de 1964, el poeta Jorge Suarez, del que no es necesario efectuar una semblanza biográfica, le dedicó en el diario “El Mundo”, de Cochabamba, una página íntegra, que, debería ser objeto de archivo antológico, por la profundidad de sus conceptos y por la belleza idiomática con que fueron expresados. Sostenía, en esa página, Suarez que Alfaro era el más grande escritor en lengua española de literatura dedicada a la infancia.
      La lectura del poema “Camarada Cristo”, a pesar de las 7 décadas transcurrida desde que fue escrito, cobra en nuestros días un gran significado. Al leerlo, no se puede menos que relacionarlo con las advocaciones, algunas de ellas ridículas, que realizó y que obligó a realizar Fernando Camacho, haciendo gala de un fervor religioso a todas luces exagerados; también pone en evidencia que, para demostrar su cristianismo y olvidando que Bolivia es un estado laico, Jeanine Añez haya jurado su cargo presidencial sobre la Biblia y que, posteriormente, tome los juramento de posesión a sus subordinados invocando a Dios; de la misma manera aunque haciendo uso de una hipocresía nada cristiana, Sergio Gualberti, hablando en nombre de Dios inste a la feligresía católica a emitir su sufragio el mes de mayo en contra del Movimiento al Socialismo.
      Como dije, no sé si por casualidad o por obra de un ser Superior, encontré el poema de Alfaro, que copio a continuación: