DOLOROSA PARTIDA DE UN GIGANTE
Edgar Ramírez Santiesteban, el Huracán nos deja. Minero de cepa nacido en Potosí, extraordinaria persona y lúcido dirigente de la Empresa Minera Unificada del Cerro Rico, capacidad que le permitió llegar a conformar la estructura ejecutiva de la combativa Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y, posteriormente, de la Gloriosa Central Obrera Boliviana del que fue su Secretario Ejecutivo.
Edgar Ramírez fue,
sin duda, una figura cimera, en la conducción de las luchas políticas y sociales de nuestro país, incansable lector y autodidacta en la formación de diferentes ramas del saber que me permite considerarlo un intelectual de vasto alcance y como tal, artífice desde la concepción inicial hasta la culminación fáctica, de la colosal obra del Archivo Histórico de la Corporación Minera de Bolivia.
Un revolucionario a toda prueba, consciente y profundamente humanista, tenaz, inclaudicable, consecuente y solidario; formado en las recias y valerosas pero desiguales luchas sindicales, clasistas por principio contra los gobiernos oligárquicos y las feroces dictaduras que se sucedieron en el país en las últimas décadas del pasado siglo, cuyas consecuencias fueron no solamente la organización de la resistencia clandestina, sino la persecución, la cárcel y el exilio en los gobiernos dictatoriales que se sucedieron desde la implantación del régimen barrientista, que nunca doblegaron el espíritu rebelde de nuestro camarada Huracán.
Su contribución a la historia del país es amplia e incuestionable, encarnada en la posición vanguardista, en el sentido más lato del término, que él y otros notables líderes supieron darle al movimiento minero y su férrea posición revolucionaria y de clase, en las diferentes luchas que tuvieron que enfrentar y que constituyeron el faro orientador de las luchas sociales del movimiento obrero y popular boliviano.
El Huracán realmente «soplaba fuerte» como el mismo solía decir, en esas históricas contiendas que caracterizaron el pasado, Edgar Ramírez supo estar a la altura de los acontecimientos, con una gran capacidad para el análisis de coyuntura, la conveniencia y exactitud de las consignas; consecuencia de su afán reflexivo que le empujó a escudriñar los hechos del pasado y del presente con coraje, honestidad y el ejercicio de una tabla axiológica altamente ética y verazmente revolucionaria sin descuidar ningún aspecto de los acontecimientos que se sucedían; su compromiso con los oprimidos y su liberación fue siempre firme y su discurso vibrante, Huracán fue el único que en su condición de Secretario Ejecutivo de la COB y en circunstancias delicadas y de intromisión estadounidense tuvo el valor de declarar persona no grata al embajador del imperio yanqui.
Ese fue Edgar Ramírez cuya obra rebasó la lucha política y social para emprender un titánico desafío que hoy constituye el mayor legado archivístico de los últimos tiempos para el Estado Boliviano; por eso la talla del camarada que nos deja no solo se mide por su lucha sindical, sino por los escollos vencidos en ella en pos de la transformación que es tarea pendiente, con excepcional capacidad para cumplir las tareas encomendadas desde su irreductible postura ideológica y política que queda como un legado y se abre hacia un horizonte ilimitado que los revolucionarios del presente deben asumir para transitar las sendas libertarias por las que se deberá seguir luchando.
Las vidas como las de Huracán no perecen totalmente, se truecan significativamente en una especie de ríos que devienen y fluyen venciendo montañas, valles y llanos y de cuyas aguas habrá que beber.
Huracán tu ejemplo queda y será la guía inmarcesible en las luchas de lo por venir hasta lograr la victoria final y la consecuente liberación de todos los oprimidos.
La seguridad de que así será constituye mi homenaje póstumo hermano del alma, leal compañero de lucha, un gigante entre los grandes.
¡HASTA SIEMPRE CAMARADA!
Roberto Valdivieso