ESTRATEGIA DESTITUYENTE EN MARCHA

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6 de junio del 2024, el hemiciclo de la Asamblea Legislativa Plurinacional adornada con la bandera tricolor y una whipala ausente, en un ambiente de fiesta nace el nuevo bloque de  la oposición al gobierno de Lucho Arce;  festejan el control del poder legislativo tras un reacomodo político  que une la derecha tradicional y la nueva derecha,  escena que nos  retrotrae   a un 6 de agosto de 1989 cuando un converso  socialdemócrata  se declaraba  partidario del libre mercado para asumir la primera magistratura del país y, olvidando a su mártires, se abrazaban con el dictador.  La alianza MIR-ADN bautizada como «convergencia para la Unidad Nacional», es una maniobra repulsiva para permitirle a Paz Zamora la presidencia a cambio de su fidelidad al modelo neoliberal.

Lo que acaba de acontecer en la Asamblea Legislativa, aprobando una ley que cesa de sus cargos a los Vocales y Magistrados en funciones y otras leyes, no es más que el cumplimiento del acuerdo del 7 de noviembre del 2023[i] entre Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa, CREEMOS de Camacho y la fracción evista del MAS, que a todas luces es para defenestrar a Lucho Arce y  más que nada tratar de sepultar el modelo económico y social inaugurado el 2005, con todo lo paradójico que pueda parecer. La iniciativa política es de la derecha, ahora su agenda se cumple con la “nueva mayoría”, con un evismo funcional a sus propósitos.

Pero lo fundamental del acontecimiento es el despliegue de una estrategia destituyente en el contexto de una crisis política que representa el enfrentamiento abierto entre dos poderes del Estado, el judicial y el parlamentario, cuya resolución es difícil predecir y que permite afirmar sin dubitaciones es el inicio para tratar de acortar el mandato de Luis Arce cuando  en un segundo momento disruptivo  se pida  su renuncia o se busque su destitución.

Esta estrategia en marcha tiene varias cosas en común con otros procesos destituyentes en América Latina, los impechmeants o pudorosamente llamados “Golpes Blandos” ejecutados contra Lugo en el Paraguay, Dilma Rouseff en el Brasil y a Manuel Zelaya en Honduras .  En los tres casos se presenta la participación de instituciones parlamentarias, precedido de una alianza de los partidos tradicionales en su ejecución, los vacíos legales en el que se fundamentan y el “mal ambiente social” que los precede.

Todos estos factores se conjugan en la coyuntura política boliviana, el factor social acaba de ser bautizado por un ocurrente analista político opositor como “tormenta perfecta” a la ofensiva en varios frentes en contra del gobierno, tales como las impugnaciones al Decreto de Derechos Reales, el DS 4732, a la ley de aduanas y que alcanzan mayor intensidad con el tema dólares, combustibles y especialmente el alza de precios de productos de la canasta familiar.

La estrategia destituyente consiste en utilizar este “mal ambiente social” para hacer creíble la necesidad de una ruptura definitiva con el orden constituido. Se persigue hacer ver que estamos frente a una crisis terminal del modelo Económico Social Comunitario y entonces, no queda otra que acudir de inmediato a otras propuestas electorales, para ello el paso previo es renuncia o destitución del actual mandatario.

Se busca instalar en el sentido común del pueblo “medidas salvadoras”: acuerdo con el FMI, devaluación, levantar el subsidio a los hidrocarburos, modificación la Ley de inversiones, la ley de Hidrocarburos, el Litio para los EE. UU., levantar cupos de exportaciones, permitir transgénicos, cerrar empresas públicas deficitarias, achicar el aparato del Estado, redistribución de recursos vía pacto Fiscal, etcétera. No obstante, la oposición no acaba de explicitar cuál sería la propuesta alternativa, porque no se atreven a llamar por su nombre a ese conjunto de medidas que no es otra que el neoliberalismo. Mientras, el pueblo debe despertar de estos cantos de sirena pensando lo que podemos o vamos a perder con el cierre definitivo del proceso de cambio.

El objetivo político queda claro: restituir una elite política que ha sido derrotada en el plano electoral y su golpe de Estado del 2019; y en consecuencia, retornar a la hegemonía neoliberal preponderante en los años 90, aunque el evismo se imagine y crea que se trata de posibilitar el retorno de Evo al gobierno.

La explicación simple del porque afirmamos que el objetivo es el retorno del neoliberalismo al poder y no la candidatura de Evo, es a partir de las propias declaraciones de un ex – ministro de Evo queriendo negar que hay  división en el MAS y lo maquilla como “reacomodamiento”; después  del 6 de junio, es  evidente que hay  un reacomodo, pero no al interior del MAS, sino reacomodo de la fracción evista del MAS con las fuerzas opositoras de las derechas bolivianas que se ha visto reflejado en  el parlamento; y,  la historia nos enseña que cuando la “izquierda” se une a la derecha, es la derecha la que gana como lo señalará premonitoriamente  Marcelo Quiroga Santa Cruz y  lo acaba de recordar el compañero Contreras en el periódico digital Venceremos titulado “Vamos Cruzando Ríos de sangre”.

Colectivo Revolucionario Plurinacional Marxista Comunitario

CRPMC

[i] https://www.reduno.com.bo/noticias/conozca-el-acuerdo-entre-la-oposicion-y-evistas-para-que-rodriguez-sea-reelegido-presidente-del-senado-2023117145558

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