Militares y policías bolivianos pelearon por las armas de Macri, revela un testigo clave
Por Luciana Bertoia y Felipe Yapur /PAGINA 12 / Buenos Aires.- Un empleado de la embajada argentina en Bolivia presenció el preciso instante en que la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y la policía local se repartían los pallets con las municiones que acababan de llegar desde Argentina, enviadas por el gobierno de Mauricio Macri, para apoyar el golpe contra Evo Morales. El hombre declaró incluso que fue él quien recibió la carta de agradecimiento de la FAB, que dio origen a la investigación sobre el apoyo argentino a los golpistas, y negó que los gendarmes hayan realizado prácticas de tiro durante su estadía en La Paz. El ministro de Justicia Martín Soria le dijo a Página/12 que, a raíz de esta declaración, el gobierno trabaja en una ampliación de la denuncia que tramita en el fuero penal económico.
El testigo es un empleado que lleva diez años trabajando en la embajada argentina en La Paz. Durante un período extenso, fue incluso el responsable de la seguridad en la representación diplomática. Por razones de seguridad no se revela el nombre del hombre que prestó su testimonio para un documental sobre el golpe contra Morales en el que trabajan el gobierno de Alberto Fernández y el de su par boliviano, Luis Arce.
El empleado fue parte de la comitiva de la embajada argentina que en la madrugada del 13 de noviembre de 2019 fue hasta el aeropuerto de El Alto a recibir el Hércules C-130 que traía al contingente de gendarmes y en el que iban a subir los argentinos que serían repatriados. Estuvo en la pista mientras se bajaban los armamentos que habían acompañado a los efectivos de la fuerza de seguridad que estaban destinados a proteger la embajada y la residencia argentina en La Paz.
“Me fui con el oficial hasta el avión. Llegamos hasta el mismo avión que ya estaba con la puerta de atrás abierta y ahí vi que estaban bajando unas cajas muy grandes”, relató. “Lo que yo vi claramente es que habían separado estas cajas. Uno toma (una parte) del montacargas y lo mete al hangar de la Fuerza Aérea y la otra parte se carga en la camioneta de la Policía Boliviana”, añade.
Su relato coincide con las declaración que brindó Wilfredo Chura Condori, jefe de subsección de Almacén Central Material Bélico de El Alto, que afirmó que las municiones quedaron en el hangar de la Fuerza de Tarea Aérea Diablos Negros. Los efectivos de la policía boliviana que declararon en el sumario administrativo, revelado por este diario, también dieron cuenta de que el material represivo que quedó en poder de esa fuerza se trasladó en un vehículo propio.
El reparto
La llegada del Hércules a Bolivia no estuvo, según su declaración, exenta de rencillas. En la pista se dio una pelea entre el agregado de la Gendarmería, Adolfo Caliba, y el agregado naval, Miguel Ángel Alonso. “Ahí hubo un poco de conflicto. Cuánto y cuánto. Yo veía que estaban un poco discutiendo el porcentaje”, contó. Hasta ahora, el único señalado como quien coordinó la entrega de las armas es Caliba, que está imputado en la causa penal y sometido a un sumario administrativo. Parte de su situación se complicó porque uno de los que le apuntaban era el propio Alonso, que, con este testimonio, aparece como un actor clave de la repartija con las fuerzas golpistas y quien habría coordinado con la FAB, que se llevó la mayor parte de los cartuchos.
“El oficial de la Gendarmería, un poco molesto, me dice: ‘No, qué macana. Todo lo que tenía que ser para la Policía (pero) ahora quiere que le demos más a los militares. Ahora hay que separar y dividir’”, le habría comentado Caliba en el aeropuerto de El Alto. “Me dice: ‘Quiere llevarse más porcentaje la parte del ejército aéreo y no tanto la policía (…) Yo velo por la policía’. En cambio, el capitán de la Armada velaba por los militares aéreos”.