PLAN MACABRO CONTRA EL PUEBLO
El gobierno golpista, en todo el tiempo llamado “cuarentena”, jamás tuvo una estrategia para confrontar la pandemia, tal como lo denunciaron los médicos y enfermeras que actualmente realizan huelga de hambre; sus peticiones son simples y comprensibles: dotación de equipos de bioseguridad, equipamiento de los hospitales para atención de COVID19, ítems y la dotación de laboratorios y reactivos para hacer pruebas de detección rápida y temprana para evitar la expansión de la enfermedad.
Lo que en realidad siempre tuvo es una “estrategia política” para sacarle provecho a la cuarentena; su preferencia siempre fue la política y después la salud, como lo confesó el sátrapa de Murillo, “El Ministerio de Defensa (Tal vez quiso decir de Gobierno) (no) tiene tregua, primero luchando contra ´subversivos´, y después luchando contra algo invisible y que mata a mucha gente (el coronavirus) (…)”. Ese es el orden de las prioridades del gobierno golpista.
Sus estrategas, todos vinculados con el Departamento de Estado y/o la CIA, para el caso son lo mismo, habían diseñado la “politización de la cuarentena” para promocionar la candidatura de la Añez, que fue censurado hasta por sus acólitos de los medios de comunicación, cuyo momento de fracaso desastroso fue la entrega de 170 respiradores que no poseían utilidad y que además tenían el sello de la corrupción.
El desgaste acelerado del gobierno y de su candidata por el accionar delincuencial del propio gobierno, y el aislamiento de sus otrora aliados de derecha, les llevo a pensar en el “autogolpe” para constituir un gobierno cívico – militar, que fue inviabilizado por las numerosas movilizaciones populares y porque el pueblo señala la necesidad de un retorno a los cauces democráticos con la consigna ¡Elecciones, ya¡¡
Fuentes vinculadas al gobierno, han deslizado que los señores Iván Arias y Arturo Murillo, es decir la embajada norteamericana, son los que han propuesto un plan macabro para seguir detentado el poder, impidiendo la realización de elecciones. La primera medida fue delegar la responsabilidad del COVID 19, a gobernaciones y municipios sin haber resuelto las condiciones sanitarias y menos equipado los hospitales. Declarar el fin de la cuarentena rígida, cuando todos los organismos internacionales de salud y entidades científicas señalan que en América latina y Bolivia la enfermedad está en su máxima expansión para luego culpabilizar a la propia población del número de infectados, que se calcula para fines de junio en 70.000 personas y por varios miles el número de decesos. Estos estrategas de la muerte, entonces, suponen, que nadie se opondrá a su continuidad en el gobierno.
Pero, uno se pregunta, ¿para qué quieren ganar tiempo? Seguro que más de uno, tendrán planes para seguir engordando sus bolsillos, pero el verdadero sentido, es acelerar medidas económicas y sociales en beneficio de las transnacionales y la oligarquía criolla, sobretodo apoderarse de la riqueza del litio y su industrialización y de los yacimientos donde se han detectado la existencia de “tierras raras”. Para concretar estos afanes geopolíticos del Tío Sam, ahora los muertos del COVID19 servirán para definir su plan macabro. Pero, siempre que el pueblo se los permita.