POSITIVA
Me levanto como todos los días y empieza mi rutina. Pero hoy no es un día cualquiera, ¡y cómo no va a ser un día diferente! Me encuentro en cuarentena rígida, avasallada con las noticias, confundida con todas las soluciones y pócimas milagrosas… la COVID 19 a nivel mundial.
Demás esta preguntarse ¿quiénes son los culpables?, ya habrá tiempo para indagar al respecto; ahora lo importante, ¿cómo salgo de ésta?
Mientras unos culpan al gobierno anterior, al actual y al que vendrá, otros incrédulos desafían al mal, al mejor estilo de “chuñoman”, los menos, pero no por eso dejan de ser estadística, toman precaución “por si las moscas”
Y así al mejor estilo de salve se quien pueda, somos presas fáciles de las farmacéuticas que especulan sin piedad con el dolor y la salud de un pueblo desolado. Todos envueltos en la misma trama: ¿qué decir?, ¿qué hacer ante tanta impotencia?
Pandemia que alimenta mi neurosis, mi compulsión expía su culpa gracias a la situación que acrecienta mis más oscuros pensamientos y que afianza mi obsesión. Mi psicosis se vuelve selectiva y mi paranoia está a flor de piel, pobre aquel que se me acerque u ose mirarme, ya que es un posible coronado, así de simple, así de triste “es culpable hasta que no me demuestre lo contrario”
Ni que hablar de mi claustrofobia… siento que me falta el oxígeno… literal, claro que me falta oxígeno, para mal de males el precio está por las nubes y acceder a él, es un lujo que muy pocas personas se lo pueden dar.
Y así, inmersa en mis pensamientos, que me carcomen el cerebro, al cual le digo todo el tiempo que saldremos juntos de esta, esperando que me crea, ya que el pobre, además de estar saturado con tanta información, se encuentra temeroso porque lo único que hacen es meternos miedo.
Y es ahí que me doy cuenta, que mi fobia social se alimenta y afianza con todas las medidas reforzadas por la OPS cambia cada día de acuerdo a la “conveniencia” coyuntural. ¡Que no abrazos!, ¡que no saludos, que distanciamiento social! Anulando todo tipo de demostración de afecto.
Ni que hablar de la desigualdad social que acrecienta las brechas, de un pueblo hambriento que se las “bate” como puede, ante las medidas impuestas por autoridades que lo único que saben es infundir “miedo”, sin soluciones inmediatas.
Y mientras estoy aquí, sumergida en esta negatividad que me caracteriza, un llamado… mi amiga se saca la lotería, ¡Bingo! Fue coronada… es en este momento que cuestiono mi actitud “pasiva”, pienso, analizo, razono y piso tierra.
Qué saco con quejarme, si mis problemas son tan pequeños comparados con lo de otras personas que la estan pasando peor. Respiro lentamente, saco fuerzas de donde no tengo y me repito una y otra vez ¿de qué sirve vivir con miedo? ¿en qué favorece a mi salud mental?
Recapacito y me levanto de este letargo que me adormece, decido ser positiva y como dice un gran amigo “la mejor forma de darse animo uno mismo es dar ánimos a los demás”
Te quiero, te admiro, pero a la vez te necesito, así firme y combatiente, entera, una sola, eres fuerza, eres vida… pero también sé que saldrás de esta, más fortalecida…
Paola